domingo, 15 de julio de 2007

Paz

Hoy es el cumpleaños de Paz. Y la de esta noche va a ser una de esas fiestas que yo nunca haría, pero que ella hizo siempre, y que le salen bien. Siempre se arman buenas fiestas en su cumpleaños. Esta vez, ambientada en los '70, allá iremos, todos muy hippies, todos muy psicodélicos.

En una hora me pasa a buscar Rafa. ¿Habré hecho bien en decirle de ir juntos? Tengo ganas de ir con él. Pero todo está tan raro con mi viaje. Bueno, pero ya está. Ya lo invité. Mas vale que le ponga onda. Y que me apure a cambiarme.

Me gusta como me queda esta ropa. Aunque me muero de vergüenza de salir así a la calle. Fabiola me prestó sus botas de caña alta que ella sí usa aunque no haya fiesta temática. Y con el vestido de mamá apenas arreglado -para que la mini quede mini-, parezco salida de una de esas fotos de cuando ella era joven y se reía mucho. "Sos un calco de tu madre" me dice siempre la tía. Un calco pero con unos cuantos centímetros menos, pienso yo. Igual me gusta cuando me lo dicen. Bah, ahora me gusta. Cuando era chica y mamá todavía estaba, lo odiaba. Pero bueno, el vestido está bueno, suerte que no lo regalé cuando desarmamos la casa. Siempre me gustó la tela, con este estampado violeta, verde y amarillo sobre el fondo blanco. Verlo colgado en el armario siempre me arrancó una sonrisa. Aunque nunca pensé que me lo pondría alguna vez. No uso muchos colores para vestirme. Soy más bien monocromática. Y menos éstos. Pero ahora que me veo en el espejo, no está mal. Nada mal. Tendría que animarme más seguido a ponerme estas cosas retro.Tienen lo suyo.

Uy, cuánta gente que hacía mil que no veía. O que por lo menos desde el cumpleaños pasado que no veía.
Qué linda que está hoy Paz. Se la ve contenta en serio. Le hace bien la relación con Pablo. Y sí, a quién no le hace bien una relación con alguien con quien te querés así, sin vueltas ni complicaciones. Se los ve felices.
Vení, Flaca, vamos a brindar por mis 35 y por tu viaje, me dice toda alborotada. Y después del choque de los vasos con mi segundo daikiri de la noche, la abrazo fuerte fuerte y le digo lo mucho que la quiero. Después, sigo el brindis con Rafa, que esta noche está mas hermoso que nunca, y también se lo digo. Él se rie, se acomoda la camisa ajustada adentro de los oxford que consiguió en la feria americana y me lleva de la mano al medio de la sala a bailar otra vez. Bailamos, nos abrazamos, me dice cosas al oído que no termino de entender pero que me erizan la piel. Me río y sigo dando vueltas.
Todo da más vueltas con el hombre que te gusta al lado y un poco de alcohol en las venas.

Me acerco a la barra para buscar otro trago. Y como si hubiera estado todo sincronizado para esta especie de Truman Show que a veces es mi vida, se abre la puerta que tengo justo enfrente mío, para dejarlos entrar. Y entran. Quedamos de frente Mauro, María, y yo. Le miro la panza a ella, los ojos a él y los dos tragos en mis manos. Me doy media vuelta y vuelvo a donde está Rafa eperándome.
Sabías que iban a estar, vos misma me lo dijiste, Flaca, pero si preferís, nos vamos, me dijo.

Igual nos quedamos. Y seguimos tomando y bailando toda la noche.

Mauro se me acercó en un momento, pero nos dijimos poco. Me preguntó cómo estaba y agregó un ...me enteré que te salió la beca y me alegra en serio, porque sé lo que laburaste para eso, Flaca. Pero no lo noto contento.
Después a mí apenas me salió un ¿y para cuándo es que esperan...?

Ahora no me acuerdo bien si me dijo noviembre o diciembre. Y ahora no me acuerdo bien si me dijo algo más o no.
Estoy muy mareada y vine al baño a ver si me mojo un poco la cara y me siento mejor.
Y estoy acá, sentada frente al inodoro y todo me da vueltas aunque ahora no tenga al hombre que me gusta al lado.
Aunque sí tengo mucho más alcohol en las venas. Y la sangre corre más densa. Y me siento mal, intoxicada. Como atragantada de cosas extrañas que se me metieron por adentro del cuerpo y no tienen por dónde salir. Quiero que se me vaya esta sensación de una vez. No puedo vomitar. Quiero vomitar y largar todo ya, pero no me sale.
Y sé que Rafa me espera afuera del baño y no quiero que me vea así. Y no quiero que María esté esperando un hijo de Mauro. Y tengo miedo de estar sola en España y no poder bancármelo. Y no sé por qué no logro desengancharme del todo de Mauro. Y se me descosió el dobladillo del vestido que era de mamá y yo la extraño mucho ahora. Y quisiera que esté acá para arrumarme, hasta quedarme dormida.
Entra Paz y me abraza, y me dice estás muy borracha, Flaca, vomitá, intentá vomitar, dale. Yo me quedo acá con vos.

Pero no vomito. Lo único que me salen son lágrimas. Por los ojos, y por la nariz. No paro de llorar.
Y yo ya no quiero llorar más.


domingo, 8 de julio de 2007

Rafa

estuvo desconcertado unos cuantos días. Sabía que algo del encuentro que tuvieron la última vez había cambiado las cosas con la Flaca pero, por otro lado, no alcanzaba a entender del todo su repetido silencio. Y por eso, había preferido no forzar nada y silenciarse también.

Pero hoy en un impulso, camino a la oficina, como era temprano, pasó por un puesto de flores y eligió la gerbera naranja más naranja que encontró y al llegar la dejó en el escritorio de la Flaca con una notita que sólo decía que tengas un día así....

Fueron llegando uno a uno todos los compañeros de la oficina. Y cada uno que entraba comentaba algo sobre la flor que esperaba a su dueña en el escritorio. Aníbal empezó a conjeturar sobre quién podía ser el remitente de ese regalo: un romántico, sin dudas... y justo con ésta que está más loca que una cabra, pobre tipo, no sabe en la que se mete.
Fabiola, en cambio, enseguida lo miró a Rafa y sonrió, aunque silenció el comentario que hubiera querido hacer.

La Flaca llegó casi una hora más tarde y desde que iba abriendo la puerta se escuchaban las explicaciones de su tardanza, como si hablara con ellos ya desde el ascensor ...lo que pasa es que los tipos se piensan que una tiene todo el tiempo del mundo para esperarlos, disculpen, en serio, quise avisar pero no tenía crédito y si me iba de la cola tenía que volver a hacerla y era peor. Bueno, pero por lo menos esta vez fue por una buena noticia: me aprobaron la beca y me voy, chicos, ¡me tomo la licencia y me voy a España!

Cuando lo terminó de decir ya estaba frente su escritorio.
Y a la flor.
Mientras todos la saludaban y felicitaban, sus ojos le intentaban explicar a Rafa algo que ni ella sabía muy bien qué explicación tenía.

En el momento en que la mejilla de Rafa estuvo casi pegada a la de ella y su voz impostaba ante todos un felicitaciones Flaca, te lo merecías, la voz de ella, bajito y al oído, le decía es hermosa, lindo... te voy a extrañar.