Quedamos en el bar de siempre. Esta vez yo llegué primero y me senté en la mesa de la ventana, como la última vez. No me importó lo que pensaras, que si estaba ansiosa, que si tenía ganas de verte, que si hacía mucho que esperaba este momento. Llegaste y nos besamos, ya sin dudarlo, en la mejilla (pero nos miramos como creo que nos vamos a mirar siempre que nos encontremos, aunque seamos muy viejitos y pase lo que pase).
Y tardamos en hablar.
No sabía que te habías mudado a tu nueva casa. Ya sé, pero es tu casa. Ya la vas a sentir así, es cuestión de tiempo, ¿no?
No, no me llegó el mensaje. ¡En serio! ¿por qué voy a mentirte? Te lo hubiera respondido. No. La que me lo dijo fue Paz.
¿Y yo?, Ah...¿dónde voy a parar yo?... No, mejor no, dejémoslo así. Prefiero que no nos comuniquemos mientras estoy allá, sabés...
Es más, ya decidí que no voy a chequear el mail de siempre. Prefiero que no. No quiero estar pendiente de noticias tuyas, ni sentirme obligada a contestar nada. Ya sé, ya sé, no es lo mismo saber que podemos encontrarnos a la vuelta de la esquina. Pero es mejor así. Viste que igual, viviendo a veinte cuadras, no nos cruzamos nunca en estos meses. Es mejor. Dale, no vamos a buscarnos ahora excusas para volver a complicarnos la historia...
La beca, en principio, es por seis meses. Me imagino que será ése el tiempo que esté por allá (qué loco... cuando vuelva ya vas a ser papá). Eh...?... ¿Rafa?, no, prefiero no hablar con vos de Rafa. No empieces. Yo no te pregunto por María.
No sé, creo que no sé muy bien para qué te cité. Quizás porque sentí que no podía irme sin despedirme y porque tal vez cuando vuelva ya no dé ni para un encuentro como éste, qué se yo.
Pero ¿qué querés que te diga?, ¿qué querés escuchar? Claro que vos también aparecés en mi día a día, no te lo voy a negar. Pero espero que ya se nos vaya pasando, ¿no?
No, no es de superada, es de realista.
No sé si te acordás cómo nos separamos vos y yo. Digo, porque parece que acá yo soy el mal bicho y resulta que el que eligió en su momento, fuiste vos. No empieces con que no elegiste, Mauro. Claro que elegiste.
No, si no quiero pelear, pero... Bueno, bueno, está bien no sigo. Claro que no vine a eso. Sí, dale, decime.
Es que no existe el un día quizás... Mauro, ya lo sabemos...
Shhh. Dale, no sigas. Por favor. No la hagas más difícil.
Ojalá que no, no me gustaría seguir lamentando más cosas de esta historia.
No, por lo menos yo no vine a eso. Ya te dije, porque creo que no hubiera podido tomar ese avión sin despedirme de vos.
No, no quiero decirte nada más.
Y bueno, sí, será hasta cuando sea...
Chino, ¿nos cobrás?
Una casa con diez pinos
Hace 4 años.
23 comentarios:
andrés calamaro - flaca
Me pareció muy amena y simpática la manera en que llevaste el relato.
Me gustó.
Saludos.
este post lo leí hace rato, pero es que me puso triste, como un nudo en la panza, me parece que es muy bueno porque es un buen retrato de una despedida, como universal (me hizo acordar a mis despedidas) y además el recurso de una sola de las voces en el diálogo también funciona muy bien.
otra cosa... mañana hay una presentación de tango de mis profesores, yo sólo tengo un mail de uds, pero me voy a fijar si están los mails en los perfiles a ver si les hago la invitación de manera privada y prolija.
besos
ay, ay, ay,
tengo una compungida pero a la vez
pacífica sensación de final. Me encantó, no puedo decir más. Me voy a dormir con esta despedida
dando vueltas
nunca me gustaron las despedidas, pero siempre preferí (cuando pude) despedirme.
por eso la entiendo a la flaca...
pd: bienvenido, panzaverde!
Hola Betina, visitá si querés www.elmellizo.blogspot.com
Besos
se largó el mellizo!
Me gustó muchísimo este post. Creo que la Flaca es verdaderamente la que lleva las riendas de su historia, con una claridad pese al dolor y los tortazos,que la hace muy querible.
Saludos, un gusto leerte!
cassandra!
(lo que son las vueltas de la vida blogueril... el año pasado, antes de decidirme a abrir un blog, y siendo pura lectora silenciosa, uno de los primeros blogs en los que caí fue en el tuyo... después, viste cómo es esto, uno te lleva a otro y a otro... y vas dejando atrás los que finalmente no frecuentaste más o con los que no se armó ese ida y vuelta que te hace volver, y entre esos quedó el tuyo. ahora me dieron ganas de volver a linkearte, allá iré...)
me halaga que te guste así la historia de esta flaca.
Gracias por el comentario. Dejé otro ahí.
Yo creo que la despedida responde a la necesidad de decirle a Mauro que no moleste más. Que es un tarado y que él pierde. Es como una venganza políticamente correcta. El despecho toma formas y nombres más legales, como despedida.
Bueno, eso. Hoy estoy muy rencorosa y mataría a todos los que me dejaron. O me iría a España con la Flaca.
Betina, como siempre, un tono perfecto para contar estados del corazón roto.
Saludos.
hip, entonces mejor hoy no hagas nada
(aunque si tenés que optar entre matar a los que te dejaron o irte con la flaca, andá sacando pasaje... de España volvés cuando querés, de la cana, no)
A veces las despedidas son la única forma de cortar lo que ya está terminado. Pero a veces no porque también suelen ser una forma encubierta de seguir conectandose con el otro.
ay...
me pego muy fuerte
nose porque
esa manera de relatar el momento
te felicito
y...
nada
fuerza!
A mi tampoco me gustan las despedidas, menos en un café...
Esos encuentros siempre tienen esa connotación de " larga lo que tienes que decirme " y tomémonos el café pronto, con olor a hasta la próxima o que se yo...
En todo caso me gustó mucho el ritmo del relato...
Un beso...
Gabriel..
dios, que triste, dan ganas de llorar.
en estos dias me toca de cerca lo de las despedidas.
coincido, son necesarias para marcar un limite...dar un cierre.
pero, dicho eso...la vida tiene muchas vueltas...a veces el afecto resiste todo.
nunca se sabe.
chaus.
qué descuidado tengo el rancho.
parece que la que se despide de a poco soy yo...
angel de miel, jonas y voyeur (lindo nick el suyo): bienvenidos.
gabriel, gracias por siempre volver.
anónimo, es verdad.
era una despedida nomás?
no, no?
no estoy preparada.
¿Se acabó el malentendido? Es una epidemia
De acuerdo estoy con Hipotermia, está perfecto en un momento tan feo como una despedida así, sentir que el que pierde es el otro y no uno.
Aunque la verdad llega en algún momento y nos moja la oreja diciendo 'Pst pst, vos también perdiste'
Me gustó mucho
y... yo algunos síntomas de abulia blogueril vengo sintiendo.
¿será como dice tommy, una epidemia, y se me están manifestando los primeros síntomas?
leo,
creo que tenés razón, nunca pierde sólo el otro.
Que no decaiga!
no importa cuándo vuelva, mientras vuelva.
Pero vuelva con todo!!!
Saludotes, Betina.
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