miércoles, 11 de abril de 2007

Casi no nos miramos a los ojos.

Creo que vine preparada para escucharte, y hasta para entender. Pero no estoy preparada para mirarte a los ojos. Será que me es difícil volver a mirarte con los mismos ojos en los que quedaron grabadas aquellas imágenes, no sé. Y a vos te costará por vergüenza, o por tristeza, o por no saber qué hacer con el dolor que te devuelven mis ojos. Tampoco sé. Pero casi no nos miramos.
Vos me hablás del antes, de mi distancia, de mi reclusión en la beca, de mi falta de interés de estos últimos tiempos. También hablás de tu confusión, de tu dejarte llevar por lo que de entrada sabías que no conducía a otra cosa que a esto. Y de lo que me amás. Y me decís muchas otras cosas. Algunas las registro bien, otras ni las oigo. Otras prefiero olvidarlas. Yo casi no hablo. Ni de mi amor, ni de nada. Sólo te agredo con palabras sueltas y me silencio hasta la incomodidad. Te provoco con preguntas de las que los dos sabemos la respuesta. Después te escucho más allá de lo que vos mismo estabas dispuesto a decir. Descargo mi humillación. Me tranquilizo. Reflexiono.
Y entonces lloramos juntos. Puteamos. Rercordamos. Sonreimos. Hasta nos acariciamos las manos. Pero todo eso, casi sin mirarnos a los ojos.
Y ya en la calle, parados los dos en la puerta del bar, escucho tu adios, Flaca, cuidate..., y cuando tus manos levantan despacio mi cara, yo cierro los ojos y siento cómo unos labios -que ya no saben a vos- se apoyan en un beso, tibio, sobre los míos. Y recién ahí entiendo.
Casi no nos miramos a los ojos. Ya no veríamos lo que veíamos al mirarnos.

8 comentarios:

Gabriel Perez Mardones dijo...

Betina...
Sigo con mucho interés este mal-entendido...
La forma en que recreas los escenarios, las palabras con que los adornas...
Un beso...
Gabriel...

Pd. Me gusta tu pluma....

Anónimo dijo...

Que tristeza...

Saludos!
P.

betina dijo...

gabriel!
me alegra saber que lo venís leyendo (siempre viene bien enterarse más allá de suponerlo)
un beso,
y gracias por las palabras

paul@,
otra vez por acá, qué bueno!
y sí, infinita tristeza...

Anónimo dijo...

ojos cerrados ... "adiós, Flaca, cuidate ..."
No hay buena madera ... decile a la flaca que nada de tristezas ... sospecho una vela por allí!

toi, anais dijo...

Puffff...
Hermosa prosa, Betina. Gracias por pasar por mi pequeño y descuidado espacio...

La canción que decís que es de Caetano la escuché en una película medio pelo (pero que en su momento me impactó un poco): Cenizas del Paraíso. Ni idea quién la cantaba, te diré.

betina dijo...

cacho,
si uno pudiese manejar la tristeza y sólo sufrir por las buenas maderas!...
en cuanto a lo de la vela, no termino de entender.. pero lo suyo siempre conlleva un enigma, así que, me deja pensando.

toi, anais,
gracias... y bienvendida al malentendido.
En cuanto a la canción, creo que no es de Caetano, pero él la canta en un disco en vivo que se llama Totalmente demais y el tema es así: totalmente lo más! (si podés, conseguilo y escuchalo)

Sr. Nadie dijo...

Siempre me cuestiono cuál es el verdadero valor de las palabras, qué pasa cuando las confrontamos con los hechos... en fin, nada original.
No llego a una conclusión.

betina dijo...

yo, Señor K., no dudo del peso y la importancia de las palabras (lo no dicho no es lo mismo que lo dicho, y lo dicho de ninguna manera puede darse por omitido, o no?)
pero sí, su confrontación con los hechos es todo un tema....
tampoco llego a ninguna conclusión.

(tanto tiempo!, pensé que había abandonado estos parajes virtuales)